El gran desarrollo cultural en Mesoamérica, así como el centro y sur de México, cubre gran cantidad de aspectos y diferentes vestigios prehispánicos como las pirámides y otras construcciones, las que hablan de mucha información útil ya que arrojan luz sobre conocimientos astronómicos y arquitectónicos, afirmaron Raúl Pérez Enríquez, Profesor Emérito de la esta casa de estudios y Jesús Galindo Trejo, investigador titular del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Entrevistados en el programa a Ciencia Cierta, que se transmite por Radio Universidad de Sonora bajo la producción de la Dirección de Apoyo a la Vinculación y Difusión, señalaron que, en el caso del noroeste de México, en particular el Cerro o sitio de Trincheras, en ese mismo contexto histórico, no es de ninguna manera una excepción como una rica zona arqueológica perteneciente al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Ambos investigadores indicaron que existe mucha investigación del estudio del sitio de Trincheras desde la astronomía (Arqueoastronomía) ya que se han encontrado grandes contribuciones importantes en los últimos 15 años sustentadas a partir de observaciones del cielo de Sonora, siguiéndose alineaciones respecto al movimiento del sol.
“Trincheras un asentamiento complejo ya que incluía infraestructura agrícola, barrios de artesanos, residencias de elite, estructuras ceremoniales, observatorios astronómicos, recintos rituales, plaza central…”, dijeron.
Grandes avances en todas las áreas del conocimiento
En lo general, los académicos invitados coincidieron que provenimos de culturas antiguas que alcanzaron grandes avances en todas las áreas del conocimiento, y que sus análisis lo fundamentan enfocados como matemáticos-físicos en relación a la observación de la naturaleza y posiciones útiles de los habitantes de aquel entonces.
“La observación sistemática y continua permiten una gran utilidad para resolver algún problema de la sociedad, como el calendario, unificándose el cielo, el sol, luna, o la vía láctea, lo que puede variar de región o continente a continente”, advirtieron.
Señalaron la trascendencia de la fusión entre la astronomía, calificándola como ciencia exacta, y la arqueología, diciendo que la primera –de posición— en principio, no habría desarrollo de instrumentos y el mundo intelectual que abarca las humanidades con cualquier información que ayude a entender lo que el cielo nos dice.
Afirmaron que toda la documentación, pictográficos o códigos que nos proporcionan información en diversas regiones, son suficiente para tomar en cuenta al cielo, lo que se aclara con la conjunción de trabajo interdisciplinario en esas áreas.
Uso del gnomon
Raúl Pérez Enríquez, profesor investigador jubilado en el Departamento de Física, especializado en estudios del movimiento del sol y arqueoastronomía en diversas culturas de la antigüedad, destacó que en nuestra región noroeste también hubo desarrollo del conocimiento del cielo y fenómenos que se sucedían respecto a ellos.
“He trabajado con el uso de gnomon, que es un instrumento astronómico consistente en una varilla vertical y un círculo horizontal que sirve para determinar la altura del sol o el ángulo (acimut) mediante la observación de la sombra que la varilla proyecta sobre el círculo”, dijo.
Indicó que es un elemento que también podría llamarse vara en otras regiones –o bien obelisco en Egipto—, señalando que las sobras del gnomon proporcionan información sobre el transcurrir del tiempo, el cual rige y ayuda a conocer nuestro entorno, las estaciones del año, o cuando hay que cultivar, por ejemplo.
El estudio sobre Trincheras, comentó, trata de entender desde esa perspectiva qué es lo que nuestros antepasados pudieron tener sin grandes construcciones, pero si en conocimiento de su cultura.
Estructura de Trincheras
Sobre el sitio arqueológico Pérez Enríquez y Galindo Trejo mencionaron diversos aspectos sobre sus terrazas bordeadas de rocas encimadas, donde advirtieron no son en sentido de elementos de defensa; una estación determinado detalles como la situación de la cancha, que es el elemento central del cerro anómalo relacionado con los tres picos del mismo y que tienen mucho significado por su elevación, como si fuesen escogidos para observar.
“Las mediciones que hemos hecho en Trincheras nos muestra tendencias hacia lo astronómico, con fechas que se acercan a las encontradas en Mesoamérica”, indicaron.
Hicieron referencia a que, el centro ceremonial de la cultura Trincheras se levantó en las laderas del cerro donde sus antiguos habitantes construyeron senderos, rampas y terrazas que pudieron servir para el cultivo de agaves y albergar habitaciones o talleres de producción de ornamentos de concha.
“En sus afloramientos rocosos sorprenden los petrograbados y sobre las terrazas hay distintos tipos de estructuras cuya ubicación, por niveles, habla de jerarquías sociales”, concluyeron, dando a conocer sobre la importancia de su estudio que mantienen en colaboración sobre esa zona arqueológica la UNAM y nuestra casa de estudios.